POR FIN! Y
gracias al laborioso trabajo de
“Editalo.contigo”, ya tenemos la portada del libro “La transición de una española transexual”
En este
manuscrito, relato detalladamente mi
experiencia personal como mujer transexual que no tuvo la oportunidad de efectuar el tan
necesario cambio físico hasta la madurez.
Nacida en
los últimos años de la dictadura postfranquista, viví mi infancia y
adolescencia al principio de la transición española. En un país que había sido mentalmente subyugado
durante más de 40 años por la política caprichosa de un régimen severo y autoritario donde
prevalecían de manera imperativa los cánones de la ortodoxa iglesia
católica y con la ley vigente de vagos y maleantes que fue incluida en el
código penal español el 4 de agosto de 1933.
La ley de vagos y maleantes (popularmente conocida como La Gandula) hacía referencia específica
al tratamiento de vagabundos, nómadas, proxenetas y cualquier otro elemento
considerado antisocial. Posteriormente fue modificada el 15 de julio de 1954 para
ampliar la represión a los homosexuales.
Al ser una
ley que no sancionaba delitos sino que intentaba evitarlos, no incluía penas sino
medidas de, control, retención y
alejamiento de los individuos supuestamente peligrosos, hasta que se
determinara que se había acabado su peligrosidad. Esa Ley podía ser utilizada
arbitrariamente para la represión de las personas sin recursos.
El artículo sexto, Número segundo,
decía así.- A los
homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que
vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos o lisiados, se
les aplicarán para que las cumplan todas y sucesivamente, las medidas
siguientes:
a) Internado
en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos
a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales
y, en todo caso, con absoluta separación de los demás.
b)
Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de
declarar su domicilio.
c) Sumisión
a la vigilancia de los delegados.»
En 1970 fue
sustituida y derogada por la ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, de
términos similares pero que incluía penas de hasta cinco años de internamiento
en cárceles o manicomios para los homosexuales y demás individuos considerados
peligrosos sociales, para ser «rehabilitados».
En el
período democrático español esta Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social
siguió vigente con algunas modificaciones hasta el 23 de Noviembre de 1995 que
fue totalmente derogada.
Las personas
transexuales sufrieron especialmente la terrible represión del franquismo. Se
considera que la mayor parte de los 5000 represaliados lo eran por el simple
hecho de visualizarse, pues ser transexual era un delito.
“Nadie como las personas transexuales sufrieron la terrible represión del franquismo. Se considera que la mayor parte de los 5000 represaliados lo eran, por el simple hecho de visualizarse, pues ser transexual era un delito”.
Ante este
panorama, exteriorizar la verdadera condición de género, significaba encausarte
de manera inexorable en un estereotipo de marginalidad social y gubernamental.
En mi
infancia y adolescencia no tuve la mínima oportunidad de expresar lo que me ocurría y sentía: El
miedo al rechazo familiar y comunitario; a las humillaciones y agresiones
físicas; a la vergüenza e incomprensión; a la soledad por verme excluida y
abocada a un mundo donde solo parecía existir el espectáculo de transformismo o
la prostitución, como únicas salidas… ¡me aterraba! Me negaba a ser como
aquellas personas que todo el mundo rechazaba, ridiculizaba, insultaba y
despreciaba.
Este manuscrito
es mi historia, la historia de una persona transexual y las dificultades que
conllevan transitar y adaptarse a su verdadera condición de género en la madurez. Es una denuncia a las
injusticias sociales y administrativas que sufrimos “los no visibles”, un grito de auxilio para aquellas personas en
edad avanzada que están en ese tortuoso camino que yo recorrí y ya finalicé. Es
un agradecimiento a todos aquellos que me encontré en mi borrascoso camino
lleno de ilusiones y frustraciones y me ayudaron de manera altruista a
conseguir finalizar exitosamente mi tan
necesaria e imperiosa transición; pero sobre todo es una manera de demostrar lo
indispensable e imperativo que es ayudar a los menores a llevar esta transición
de forma consustancial y natural con todo el apoyo y amor necesario para que no
sufran lo que otros hemos tenido que padecer y que puedan desarrollarse como
personas integradas y de provecho en esta sociedad y no como individuos con
grandes desordenes psico-afectivos , mentales y sociales que hará de ellos
sujetos conflictivos con un alto índice de probabilidades de suicidio y
trastornos emocionales que arrastrarán de por vida.
¿Es eso lo
que desearías para tus hijos? , ¿Una vida de tristeza, de marginalidad, de
cadena perpetua…?
“Negar a alguien su propia identidad
es el peor de los maltratos, y sus consecuencias son gravísimas”
“Fundación Daniela”
Después de
mucho meses de esfuerzo, tiempo, dinero… Gracias a todos los que habéis
colaborado, ayudado, apoyado, divulgado y hecho posible, este proyecto de
carácter social, ¡El PROYECTO ESTÁ APUNTO DE SALIR A LA LUZ!
“Otra sociedad mejor no
es solo necesaria, es posible”.
Mar Toranzo