Acoso colectivo y sexual, transfobia... persecución y derribo.

Esto que relato, fue así de real, fue así de fuerte y sobre todo, fue así de duro.
Propongo a cualquier asociación, colectivo o medio de comunicación interesado, poder evidenciar la veracidad de esto que cuento. Me gustaría un día, ir por la calle con un micrófono y una cámara para que el mundo pueda visualizar la cruda existencia de algunas vivencias que tenemos que soportar (las mujeres biológicas en general y la mujeres "Trans" en particular) y demostrar que a veces la realidad supera a la ficción.

Hace una semana salí sola por la noche a una discoteca al centro de la capital a las 23:30. Una relaciones públicas iba a presentarme a unas personas en una discoteca  para trabajar como chica de imagen en una sala. Se me recomendó que fuera explosiva, pero no ordinaria, que llamara la atención, pues se supone que en eso consistía el trabajo que me estaban ofreciendo y además se me sugirió que llevara tacones altos.
Cuando estuve en Italia el año pasado aprendí en el país de referencia del mundo de la moda y según me explicó un representante de figurantes de sala, que las mujeres que van escotadas deben llevar la parte de abajo larga y si llevas minifalda, debes ir tapadita de arriba.

Después de probarme varios modelos decidí ponerme un vestido que me regaló mi gran amiga desde la adolescencia Marta. Me hice unas fotos en el espejo del recibidor de mi casa antes de salir, aunque las fotos salieron  borrosas creo que cumplen con la intención de visualizar la imagen del vestuario.



Hacía mucho tiempo que no salía con unos tacos tan altos a la calle. En un principio pensé en llevar los zapatos en el bolso pero no tenía ningún otro zapato plano que pegara con ese vestido y además en el bolso que llevaba no cabían.  Esos tacones junto con la plataforma de los zapatos me elevaban 11 centímetros, por lo que mi altura era de 1,85. Puede que fuera llamativa y más aún para ir en transporte público, pero yo veo a muchas chicas vestidas mucho más ligeritas, con mini short, en top, casi como si fueran en bikini y no veo que causen esa expectación. Además, era un sábado por la noche.


                                                             Acoso colectivo
Me monté en el tren de cercanías y aunque hasta entonces notaba como la gente me miraban especialmente más de lo normal, no había tenido problemas. En la siguiente estación, seguida a la que me subí, entró un grupo de chicos que celebraban una despedida de soltero. Eran unos treintañeros medio borrachos montando escándalo con pitos, disfraces y botellas de alcohol entre las manos. En cuanto uno de ellos me echó el ojo y avisó a los demás de mi presencia, empezaron a vitorearme, a vocear que allí estaba la chica del estriptis y tonterías así.

"Si hay algo en este mundo que me ponga más enferma que la estupidez, es un estúpido que alardea pública y orgullosamente de serlo"


Yo no les miraba y seguía sentada trasteando con el teléfono como si la cosa no fuera conmigo. Uno de los chicos (que debía ser el graciosillo del grupo) se acercó hasta mí y me preguntó (en voz alta para que sus amigotes lo escucharan bien); -¿como te llamas morena?, ¿donde vas tan sola?, ¿eres cubana o colombiana?... le miré con cara de pocos amigos, pues su impertinencia y su aliento a alcohol me molestaban. Entonces me levanté y me fui hacia otro vagón. Al levantarme, el quedó a la altura de mis hombros y entonces empezaron los insultos. !ese un tío!, !ese tiene más pelotas que un parque de bolas!, !Manolo!..


No les hice ni caso, eran muchos, estaban borrachos... pero  me sorprendió que se ensañaran de esa manera sobre mi identidad de género. Hacía mucho tiempo que no vivía esa sensación viajando en transporte público, desde poco después de acabar mi transición, creo. Según iba cruzando los vagones para alejarme de esos maleducados, la gente o se iba quedando en silencio o  susurraban dándose codazos y señalándome, mirando absortos como niños que contemplan un desfile de gigantes y cabezudos.


Me senté en otro vagón cerca de dos chicas españolas que estaban sentadas juntas e iban acompañadas de un amigo suyo que estaba sentado frente a ellas. Debían tener poco más de veinte años. Las chicas me vieron llegar y nada más sentarme empezaron a decirse cosas al oído mientras me miraban y se reían de manera descarada. No parecía que se rieran con ganas, si no con malicia, intentando hacerse notar y conseguir que yo lo notara. El chico que las acompañaba, que estoy segura que era gay (eso en como un radar o un sexto sentido que solo los gays y la gente que a tratado mucho con ellos percibe con claridad sin necesidad de hablar), este muchacho, les llamó la atención seriamente a sus amigas varias veces, llamándolas a capítulo, eso, y mi mirada directa, fija y seria hacia ellas como diciéndolas;- os voy a meter el tacón por la boca y os va a salir por allí donde nunca os ha dado el sol... hizo que se cortaran, dejaran de reírse y no se atrevieran ni si quiera a volver a mirarme el resto del camino. 


"Si en este país los idiotas y las envidiosas fueran flores, viviríamos una eterna primavera"
                                                          
                                                                 Acoso sexual
El chico que estaba sentado a mi lado y que estaba a lo suyo con su móvil,  nada más verme pareció que le habían congelado (creo que era de origen magrebí y aunque solo le miré directamente al sentarme, reconozco que era extremadamente guapo). Quitando que los que estaban alrededor no dejaban de mirarme como si fuera un cartel publicitario lleno de neones, no pasó nada más hasta que llegué a la estación de Atocha. Me levanté y bajé del vagón para salir de la estación. El chaval que iba  sentado al lado y  me había venido observando fijamente como quien ve una aparición (que no debía tener los 18 años) se bajó detrás de mi. Apenas había dado unos pasos se posicionó a mi lado y me preguntó directamente; -¿ Te vienes conmigo al baño y me la chupas? Tuve que mirarle dos veces para creerme lo que me estaba diciendo y la manera tan directa y descarada de preguntármelo. Al principio tartamudee con la mayor cara de incrédula que podía poner diciéndole y sin dejar de andar; ¿que?, ¿que?, ¿ que te pasa a ti?, ¿eres así de subnormal siempre, o es que tus  padres son hermanos? Seguí andando y el chaval muy chulito me dice;- venga anda, no te hagas la dura, que me he bajado dos estaciones antes por ti,  ¿a que te gusto? Apreté el paso y siguió insistiendo hasta que se cansó.



                                                                Persecución
Antes de pasar por las taquillas de salida, ya tenía a otro tío pegado a mi. Este era un señor con un claro problema de obesidad y aunque yo caminaba con más de diez centímetros de altura por los tacones que llevaba, él iba persiguiéndome demasiado pegado a mí con un sobre peso que deberían rondar los 100 kilos, además de no ser muy alto. No me costó dejarlo atrás, sobre todo cuando llegamos a las escaleras para salir de la estación, entonces le oí que jadeaba (supongo que por el esfuerzo de intentar alcanzarme). Cuando empecé a ganar distancia, se puso a llamarme;-! Morena! !bonita!, varias veces, pero ni siquiera me volví. Me voceó; -Al menos podías sonreír, !creída! que te estoy diciendo piropos...


Al salir de la estación eran las 12:30 de la noche. Caminando dirección desde el paseo de Santa Isabel hacia la calle Atocha, venían de frente una docena de jóvenes la mayoría chicas, en cuanto me vieron de frente, sus voces se volvieron susurros... 


Al llegar a mi altura, todos me miraban en silencio como si pasara una procesión. Al pasar a mi lado, apenas había andado unos pasos escuché unas risas escandalosas que provenían de esas niñatas, que por cierto, ninguna me llegaba a los hombros.

                                    NO HACE FALTA GOLPEAR PARA HACER DAÑO.
                                    LAS CRITICAS MALICIOSAS HACEN DAÑO.
                                    LAS MOFAS Y RISAS DESCARADAS HACEN DAÑO.
                                    LOS INSULTOS E IMPERTINENCIAS HACEN DAÑO.
                                    MIRAR, SUSURRAR Y SEÑALAR HACE DAÑO.



Seguí caminando deprisa mientras los coches que venían de frente me pitaban como si el Real Madrid acabara de ganar la copa de Europa. 

Llegué al paso de cebra para cruzar al otro lado de la glorieta del emperador Carlos V y el semáforo me pilló en rojo. Los dos primeros coches que llegaron (en el que iban varios hombres) se pararon y el que estaba más cerca de la acera abrió la puerta y me invitaron a subirme con ellos (entre ordinarias alabanzas a mi fisonomía) como si fuera una autoestopista que estaba haciendo dedo.

"Cuando eres un MALEDUCADO,estás insultando y menos preciando a tus padres, tu familia, recalcando la mala educación que  has recibido y mostrando el poco respeto que has aprendido"


Seguí mirando al frente, suspirando, ya cansada de tanto idiota. Cuando el semáforo se puso en verde y crucé, varios coches tocaron el claxon, otro me dio las luces largas. La poca gente que cruzaba me miraba con atenta intriga. 


No había andado más que unas docenas de metros (y aunque ya no miraba a nadie a la cara), me abordó un señor de avanzada edad muy bien vestido, con traje y me preguntó directamente; 
-¿muchacha?, ¿tienes trabajo?, ¿te interesa trabajar? 
Se había plantado delante de mi y tendría que rodearlo para evitarlo, pero esta vez  me paré y le contesté; 
-Si en un país con más de cinco millones de parados usted tiene que ir por la calle preguntando a desconocidas si quieren trabajar para usted, no me interesa saber de que trabajo se trata.
- No pienses nada raro guapa, me contesta, solo quiero ayudarte. -¿ayudarme? (le pregunto extrañada mientras reanudo mi camino) ¿tengo cara de necesitar ayuda?
-Eres una borde, me dice, a lo que le contesto mientras me alejo;- no soy borde es que


Continúo caminando hacia la calle atocha y dos chicos comienzan primero a chistarme y después a silvarme con pesada insistencia.


 Escuchando los vitoreos de esos dos, me cruzé con otros dos chicos que se pararon a mi altura y uno me dice; -guapa, !si fueras un helado te comería hasta el palo!


Estaba a punto de llegar a la sala donde había quedado, solo me faltaban unos cien metros pero confieso que ya estaba visiblemente agobiada y a mi se me nota claramente cuando estoy molesta . Me metí en una cafetería y sentada en una mesa situada en una esquina del café junto a la cristalera que daba a la calle me pedí una cerveza para relajarme.
Al otro lado de la cristalera estaba la terraza del bar y la mesa más cercana estaba ocupada por cuatro mujeres más o menos de mi edad que aunque estaban de espaldas me estaban mirando con la cabeza tan girada que parecían las niñas del exorcista. Estas no se reían pero me miraban como si yo acabara de escupir al lado de ellas, fija y descaradamente como si me estuvieran increpando. Las miré fijamente y sonriendo las enseñé el dedo corazón;

! Que os den!

En seguida las cuatro volvieron la cabeza, disimulando, como niños a los que se les ha pillado haciendo una travesura conscientes de que aquello que estaban haciendo está mal. Tienen que importunarme mucho para que me vuelva tan vulgar. 
Bajé unos escalones hasta el aseo de la cafetería donde me encontraba antes de seguir mi camino. Estando a punto de entrar en el lavabo de señoritas me abordó otro señor que estaba con unos amigos en la barra de aquel bar y que no habían dejado de mirarme y comentar entre sonrisas lascivas desde que entré. Me dice este señor apresuradamente y con cara de pájaro; -¿Perdona guapa?, ¿puedo hacerte una preguntita? A lo que yo le respondí; - Si quieres información llama al 010 cerrando la puerta de los aseos de mala gana.
Salí de aquella cafetería hacia la sala donde había quedado y al pasar junto a cuatro hombres maduros uno de ellos exclama en voz alta;-!Madre mía!, !Mira que pibón!, otro de sus compañeros comenta igualmente en voz alta;- !ese te pone la cabeza como el culo! Me paré en seco, medí media vuelta y me dirigí hacia el que creí que lo había dicho y le reprendí violentada; -No puedo ponerte el culo como la cabeza, pero de una sola ostia puedo ponerte la cabeza como el culo !PAYASO!
 -Relájate reina, me responde, que yo no he dicho nada. - Pues comunica el mensaje al que sea de tus amigos que lo ha dicho que estoy segura que tu también lo has escuchado.

Subiendo la calle Atocha pasé paralela a un fila de gente que esperaba a las puertas de una discoteca para entrar. Escuché algún que otro comentario pero seguí andando haciendo caso omiso. Al llegar a la altura de la puerta de entrada de este local nocturno se encontraban cuatro seguridad de la sala. A penas pasé al lado de ello uno empezó a vocear;-!Manolo!, !Manolo!, mientras sus compañeros le reían la gracia. De nuevo me di la vuelta y al que estaba más cerca de mi le pregunté como si nada hubiera escuchado;-Disculpa, ¿Como se llama esta sala? -"Moss", me contestó un poco sorprendido ¿Y qué número de la calle Atocha es este? Volví a preguntar. - El Nº125 me respondió. Gracias le dije. Solo lo preguntaba para saber donde  recomendar no salir de fiesta  jamás.


Si esto "seguratas" de discoteca van insultando a la gente que pasa por delante del local donde están contratados para velar por la seguridad de sus clientes, no quiero ni pensar como actuarán cuando dentro de la sala se encuentren con algún altercado. Pobre de los usuarios que asistan a divertirse en un sitio donde los que tienen que protegerles tienen el tacto y la educación de unos matones de barrio bajo.


Hacía tiempo que no me acosaban de esa manera, desde que dejé de llevar tacones alto y vestirme muy ceñida. Las ultimas ocasiones que acudía así vestida a alguna fiesta siempre fui en coche acompañada de amigos. También  hacía tiempo que nadie me voceaba ! Manolo! que por cierto, ¿En donde coño está escrito que si sospechan que eres una mujer "Trans" te llamas Manolo?


Si te crees original cuando estás con tus colegas, voceando, insultando... a una mujer sola, farfullando las mismas estupideces que oyes a otros igual de ignorantes que tú, no solo eres un cobarde, además eres un mediocre.

Yo me visto para mi no para ti.
El tamaño de mis pechos no son una invitación a acosarme.
Que use el espacio público, no quiere decir que mi cuerpo también lo sea.

La mayoría de esta gentuza es exasperantemente básica y primaria con sus soeces comentarios. Al menos podrían ser más originales. Tengo varias amigas tan altas o más que yo (mujeres biológicas) que se han operado de aumento de mamas y labios y las gritan !Manolo! Por la calle. También alguna amiga deportista con cuerpo de chica fitness que se ha puesto pechos voluminosos y también las llaman Manolo.



Ya estaba más estresada que el fontanero del Titanic y con peor humor que un búfalo cafre. Apenas llevaba una hora y media desde que salí de mi casa y aunque me considero una mujer altamente sociable, dialogante, comedida...tengo un límite como todo el mundo. Cuando se supera ese nivel de mi serenidad, mi carácter se transforma en subversividad.



A lo largo de mi vida he tenido que recurrir a la violencia física para poder defenderme y esto, lamentable y tristemente, me ha ocurrido muchas más veces de las que podría recordar. Ese miedo a las agresiones fue lo que me empujó desde poco después de la adolescencia a practicar artes marciales y mejorar mi tono y flexibilidad muscular a base de duro entrenamiento que sigo practicando desde entonces.


Entre que la relaciones públicas con la que había quedado tenía el teléfono desconectado y yo no quería quedarme en la calle  sola, esperando, siendo el blanco de cualquier idiota, decidí volverme a mi casa consciente de que la noche solo acababa de empezar y mi paciencia ya se había acabado.

"Paciencia es mi apellido, ya se me ha acabado es mi nombre"

Me dirigí hacia la para de bus nocturno que llegaba hasta mi localidad de residencia, andando deprisa como si alguien me estuviera persiguiendo. Rezando porque me dejaran en paz porque cuando mi paciencia se acaba, trona el escarmiento.

Derribo
Cuando me faltaban unas decenas metros para llegar a la parada del bus, un hombre joven delgado algo más bajito que yo y con un evidente aspecto de estar bajo la mezcla de alcohol y algún que otro estupefaciente, empezó a llamarme de mala manera. Yo seguí caminando intentando que mi ignorancia hacia él le persuadiera de su insistencia.  Siguió tras de mí ensañándose cada vez más con sus insultos, llamándome "zorrita" y diciendo cosas como que;- solo las guarras se visten como putas. No había ningún coche de policía a la vista y la poca gente que pasaba observaba atenta mientras seguían caminado. Nadie intercedió en ningún momento.
Cuando llegué a la parada, había una pareja de chicos bastante jóvenes, no muy altos y gais que se estaban haciendo arrumacos. Los gritos de el anormal que me perseguía les había llamado la atención. 
Si miras de frente, yo me paré en parte derecha de la parada del bus, que era muy parecida a esta;


Les miré con la mirada de alguien que sabe que está en peligro y ellos me miraron expectantes como el que ve una película de terror en el sillón de su casa. Yo estaba alarmada porque aunque no creía que este loco pudiera físicamente conmigo, se sabe como empiezan las peleas pero nunca como acaban. Entonces este individuo que me hostigaba me agarró fuertemente del brazo izquierdo tirando de mi hacia él mientras me gritaba enfadado;- ¿!No me estás escuchando o es que estas sorda!?
Me zafé de su mano con un brusco movimiento y le empujé con las palmas de mis manos contra su pecho, mientras le advertía exaltada que no se le ocurriera volver a tocarme. 
Entre la fuerza del empujón que recibió y el colocón que llevaba retrocedió unos pasos apunto de perder el equilibrio. Su cara cambió a un estado de violenta ira y mordiéndose el labio inferior con una mueca de rabia levantó el brazo derecho con el puño cerrado y se abalanzó hacia mi.
 Mi estado, ya era de alerta total. En unos segundos el tiempo pareció volverse a cámara lenta y sabía con absoluta certeza que solo me quedaba dos opciones; salir corriendo y gritando con aquellos tacones o hacerle frente y defenderme. Yo raramente retrocedo al no ser que sea para coger carrerilla. Retrocedí la pierna derecha plantando y apoyando mi peso en la punta del pie para coger impulso y tapándome la cara con ambos puños por si llegaba a agredirme, salté hacia el con la rodilla derecha levantada, golpeándole fuertemente contra el pecho casi a la altura del cuello.



 La embestida le arrojó hacia atrás cayendo de espaldas y golpeándose la cabeza contra la acera. Sonó como si una maceta hubiera caído contra el suelo. Yo aterricé de pie apoyándome en las puntas de los zapatos para no perder el equilibrio y me mantuve unos segundos observándole en posición defensiva por si se levantaba a por mí otra vez pero se quedó tumbado sin moverse como si hubiera perdido la consciencia. Me fui al otro lado de la marquesina detrás del cartel publicitario y sentía como mi corazón se me iba a salir del pecho. La pareja de chicos que estaba sentada se habían puesto de pie pero parecían tener más la intención de huir de allí que de interponerse. En pocos segundos se incorporó y se llevó las manos a la cabeza tocándose como el que ha recibido un fuerte golpe y siente  dolor. Otra pareja que apareció poco después se acercó a intentar ayudarle a incorporarse mientras le preguntaban si estaba bien. Este personaje que parecía tener la mirada perdida como si no supiera ni donde estaba ni que le había pasado, volvió a reaccionar con agresividad golpeando al chaval que le estaba intentando auxiliar. El chico le soltó instantáneamente casi empujándolo de nuevo al suelo y farfulló un:-!que te den por culo!, marchándose visiblemente enojado con su chica. Después este individuo se levantó torpemente y se fue por donde había venido balbuceando algo ininteligible mientras daba tumbos.

El bus llegó unos eternos minutos después y yo me subí. Mientras pasaba el abono transporte por la máquina el pulso me temblaba visiblemente. El conductor me miró como si estuviera colocada aunque solo estaba alterada y nerviosa. Me senté en la parte trasera en una esquina con una especie de alivio y sensación de estar mentalmente agotada. Menos mal que la parada que el bus hacía en mi barrio se encontraba a apenas 50 metros del portal de mi casa.


Contándole esto a una amiga unos días después. otra conocida que estaba presente me preguntó; 
-¿ Porque te pones tacones si ya eres alta?,eso es una manera de llamar la atención y tu ya llamas la atención suficiente. Yo le respondí;- porque me gustaban, por que estilizan más las piernas, me siento aún más femenina... porque me da la gana y porque además, si alguien intenta ofenderme estoy lo suficientemente alta para que la ofensa no me alcance. ¿O es que cuando una persona va sobrada de kilos no puede y por la calle disfrutando de un dulce?,¿Eso da derecho a reírse y burlarse de ella en su cara y decir cualquier barbaridad que se te ocurra?

Parece que en esta sociedad si estas sobrada de kilos se ríen de ti, si consideran que tienes alguna particularidad como una nariz muy grande, unas orejas  muy separadas, una cara no muy agraciada  se ríen... se ríen si eres más alta o más baja que la mayoría... estamos más expuesto a las críticas y las miradas por cualquier cosa que te haga diferente que a coger un resfriado. Si destacas mucho o no llegas parece que has cometido un delito, ¿Que pretenden?, ¿Que todos seamos como cromos?


El nacionalsocialismo del tercer reich de la Alemania de Hitler estaba basada en algo muy similar, una doctrina racista, homófoba y totalitaria que defendía la supremacía y superioridad de un solo estereotipo de raza que sumió el mundo en el caos, la destrucción  y  la muerte violenta  de más de cincuenta millones de personas. 
Yo no quiero ser una estampa ni parecer un cromo social, me niego a tener que verme obligada a asemejarme a nadie. Quiero ser diferente pero tener el mismo derecho que los demás y sobre todo poder pasear tranquila por la calle sin que me juzguen, me molesten o me acosen sin haberle hecho nada a nadie.



Seguimos viviendo en un país machista sobrante de catetos donde se sigue maltratando a las mujeres por el mero hecho de serlo.
Algo que resaltar de estos individuos avasalladores, abusadores y sinvergüenzas es que solo soy acosada cuando voy sin compañía.  Que valientes insultando y atropellando a una mujer sola, !se sentirán unos figuras! ¿Que clase de sociedad es esta?

Normalmente estas cosas no me pasan, pero para que no me pasen tengo que ir vestida con zapato plano, lo más tapada posible y ropa holgada como si estuviera viviendo en un país islámico regido por la sharia (ley sagrada islámica). 

Me ha costado mucho tiempo, esfuerzo, constancia, voluntad, sufrimiento y sacrificio llegar a tener este cuerpo, esta definición y tono muscular con una salud de hierro para tener que ir escondiéndome como si esas facultades estuvieran a la altura de la intransigencia, la ignorancia, la envidia y la animosidad de aquell@s que intentan molestarme.


 Aunque  la genética me favoreció en algunos aspectos, conseguirlo me ha costado mucha sangre, sudor y lágrimas literalmente hablando. No me creo ni superior ni mejor que nadie. Tampoco voy burlándome, acosando ni molestando.


"Durante una etapa de mi vida intenté ser como los demás fingiendo ser lo que no era, fueron los peores años de mi vida"



Y al que no le guste como o quien soy, lo siento mucho, yo no nací para complacer a nadie.



Mar Toranzo





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4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. Pido perdón a Akuarakrata. Eliminé su mensaje sin querer y no consigo volver a publicarlo, por eso haré un copia y pega y aprovecho para agradecer sus palabras pues estos mensajes son la mayor recompensa a tanto esfuerzo por visibilizar esta realidad;
    Akuarakrata ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Acoso colectivo y sexual, transfobia... persecució...":

    Te admiro Mar, te admiro y eres una referencia de ilusión en mi vida. Gracias por tu testimonio y por tu enoooorme valor !!.
    Un beso (kasandra).

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  3. Pero es que a ver, yo también soy transexual, aunque comencé de adolescente, los cambios en personas ya mayores no los entiendo pero bueno...
    La cosa es que debes vestir acorde a tu cuerpo.

    Una transexual si empezó tarde siempre se le notará algo. Y si eres musculosa o fibrada en plan hombre peor que peor, y si eres alta peor.

    Tienes que vestir con ropa sexy pero sin ser vulgar.

    Podrías haberte ido en zapatillas y luego ponerte tacones, no sé o cosas así. Le quitarías hierro al asunto.

    He visto chicas inglesas altas con vestidos largos, que parecían salidas de una película de disney, y con deportivas jaja, la combinación brutal...

    Nosotras siempre debemos vestir más discretas.

    A mi hasta saliendo del gimnasio con los pelos como el payaso de los simpson, me gritan GUAPAAAA desde un coche.

    Y entiendo que llega un momento en que dan ganas de insultarlos. Siempre opinando sobre tu cuerpo, que si eres guapa, que si eres esto, que si llevas sujetador, que si no llevas sujetador. Los hombres en España me recuerdan un poco a los árabes, por lo babosos.

    Incluso eso, hasta la talla del pecho debe ser discreta en nosotras para no pasar por un travesti, he visto chicas jovencitas femeninas pero con dos bolas redondas que ellas consideran sexy, pero que quedan totalmente antiestéticas es más se operan con el tipo de prótesis redonda.

    Entiendo que una puede ponerse un cuerno para salir a la calle si quiere, pero vivimos en sociedad. Yo no veo mujeres exageradamente vestidas.
    En cambio travestis/transexuales si, y quedan ridículas.

    He visto esos concursos de transex de bellezas y es que ni el andar es femenino, por eso hay que cuidar la vestimenta para pasar desapercibida.

    Yo me visto con cualquier cosa, shorts vaqueros en verano, ropa del gimnasio, y cuando hace frio camisetas y vaqueros y zapatillas... sin más.

    Me critican también por eso, pero yo soy la que así va tranquila, encima tener el pelo largo y ser pelirroja, también llama la atención porque la gente no suele ser así.. .en fin..


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  4. Nadie debería insultarte por vestirte como quieras. Por tener el pecho grande... por que vivimos en sociedad el respeto de ver ser común para todos. Ser transexual no debería ser sinónimo de tener que vestir para pasar desapercibida, igual que las mujeres biológicas visten cada una como quieran. No debemos ser nosotras las que cambiemos de actitud, son los irrespetuosos, los intolerantes y los maleducados los que deben rectificar su actitud.

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